lunes, 9 de enero de 2012

CANTA MARCA



CANTA MARCA
Centro administrativo de la avanzada inca en la sierra de la Región Lima
UBICACIÓN GEOGRÁFICA
Cuenca
Sección de Valle
Altitud (m.s.n.m.)
UTM Central (WGS 84)
Río Chillón
Alto
3660

UBICACIÓN POLÍTICA
Centro Poblado
Distrito
Provincia
-
Canta
Canta
UBICACIÓN TEMPORAL
Cronología
Secuencia Cultural
Filiación Cultural
1100 a 1470 y
1470 a 1555
Intermedio Tardío  Horizonte Tardío
Canta e Inca
ACCESO
Desde la ciudad de Canta se camina 5 km. por espacio de 2 horas 
ESTADO DE CONSERVACIÓN
Bueno
MATERIAL CONSTRUCTIVO
Piedras angulosas trabajadas
CATEGORÍA DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO
Zona Arqueológica Monumental
TIPO DE YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO
Ciudadela










Cantamarca es una de esas ciudadelas arqueológicas de la sierra de Lima que por sus avanzadas técnicas arquitectónicas sorprendería a toda ciencia y visitante, dándose a conocer  en el siglo XX por las exploraciones que realizara el Padre Villar Córdova  (1935, 1939). Basándose en sus observaciones sobre la configuración arquitectónica y el emplazamiento geográfico del sitio,  propone que en este existió una intensa actividad militar.
Posteriormente, arqueólogos como Tom Dillehay (1987) y Jorge Silva (1996) presentan a la comunidad científica “modelos teóricos” sustentados en prospecciones sistemáticas en la cuenca del Chillón, con los cuales proponen explicaciones para el entendimiento de la dinámica social y política de las poblaciones que habitaron el valle de Chillón durante el periodo Intermedio Tardío (1100-1470 d.C) y Horizonte Tardío (1470 – 1532 d.C.) y en donde, Cantamarca tuvo un rol importante.
La etnohistoria a través de María Rostworowski (1978 y 1979), ha brindado importante información para el entendimiento de la organización de los curacazgos canteños y atavillos (grupo social que dominó la margen derecha del río Chillón) sustentados en documentos y visitas del siglo XVI y XVII.
Finalmente Carlos Farfán (1994 y 2000) realizó investigaciones en los años 1984, 1987 y 1988, dirigiendo las primeras excavaciones arqueológicas en el sitio, y cuyos objetivos de investigación fueron: 1) establecer una secuencia de ocupación del sitio, 2) caracterizar la cerámica y 3) recuperar contextos funerarios que le permitan conocer  las prácticas y relaciones sociales de las poblaciones que habitaron Cantamarca.



Configuración del asentamiento
Todas las estructuras arquitectónicas de Catamarca fueron construidas en base a piedras angulosas (extraída de los cerros), unidas con mortero de barro. Cantamarca presenta dos zonas al cual se le denominan Cantamarca A y Cantamarca B (Farfán 2000).
(Plano del sitio) Cantamarca A: Lo constituyen un conjunto habitacional amurallado con un ingreso visible en forma de portada en el lado este. Las construcciones se constituyen principalmente de terrazas y amurallamientos, estructuras que le permiten crear espacios planos menores a la vez que se adapta toda la arquitectura del asentamiento a la abrupta topografía. Sobre dichos espacios asentaron numerosas estructuras que funcionaron como viviendas.
La mayoría de las estructuras presentan forma circular existiendo algunas excepciones de tipo rectangular, y que fue entendido por Farfán de la siguiente manera: “La composición del asentamiento es de carácter concentrado, con recintos de planta circular y ovalada, agrupados en unidades habitacionales independientes. Estas unidades están conformadas por un conjunto de cuatro a siete recintos que definen un patio irregular de carácter doméstico” (Farfán 2000: 174).
Dentro de algunos recintos se pueden observar columnas centrales de piedra, construidas en forma de pirámide trunca invertida, con la base más angosta en el suelo y la más amplia hacia el techo. Estos elementos se convierten en desafíos de la gravedad y proezas arquitectónicas que van caracterizar a los ingenieros más antiguos de la sierra de Lima provincias.
Cantamarca B: Son el grupo de estructuras que se emplazan en la parte de superficie más regular de la topografía existente, extendidas hacia el lado este de Cantamarca A. Aquí se pueden identificar 24 recintos de forma rectangular, con accesos cada uno en la parte central orientados hacia  un patio. Se encuentran alineados uno al lado del otro, de este a oeste, y habrían funcionado como “colcas” (almacenes de productos) durante la época en que duró la ocupación Inca (Farfán 2000: 175).
 
En Cantamarca B existen otras estructuras y sobre todo espacios amplios y de forma irregular a los cuales se les pueden denominar canchas. Aquí también Farfán ha identificado tres murallas. La primera delimita el extremo oeste y con una trinchera que corre paralelamente a esta; la segunda delimitando el conjunto arquitectónico en el lado este; y la tercera unos metros al este de la segunda y con una trinchera que la recorre paralelamente.
Las trincheras asociadas a murallas habrían cumplido tres roles fundamentales: 1) Restringir el acceso a Cantamarca B, quizás solo a grupos de élite locales o de aquellos que los Incas constituyeron; 2) Era el símbolo de la separación entre los locales y los extranjeros; 3) Para efectos de defensa ante potenciales ataques.
Cantamarca y los Incas
La arqueología ha rastreado la presencia Inca en Cantamarca, sobre los restos materiales que la población dejó. En este caso existe una gran cantidad de material cerámico correspondiente al estilo incaico, distribuido en toda la zona arqueológica.
También se ha determinado que hay una baja densidad de elementos arquitectónicos incaicos, los cuales solo han sido definidos en remodelaciones o adaptaciones en estructuras pre-existentes de acabados locales.
Para Farfán estos dos elementos conducen a pensar lo siguiente: Cuando los incas llegaron a Cantamarca lo hicieron de manera pacífica, no encontrando obstáculos para sumir el control del asentamiento; consecuentemente, las instalaciones antiguas sirvieron para establecer el aparato administrativo en directa concordancia con los jefes antiguos (Farfán 2000).
Cantamarca se constituyó desde entonces en un centro administrativo regional muy importante para la avanzada cuzqueña en la sierra de Lima y esto se ve reflejado en los caminos que se habilitaron hacia tres rutas distintas, además de todo un sistema de colcas

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